RED ROOMS

Cuando mirar te convierte en cómplice

El poder que tiene este thriller psicológico canadiense para atrapar y mantener en todo momento la atención del espectador desde sus primeros minutos denota un excelente trabajo de narrativa enigmática y perturbadora, que rápidamente despierta en ti la necesidad de obtener respuestas. Sin embargo, lo único que hace es ofrecerte más y más preguntas, sumergiéndote en una historia incómoda, angustiosa y aterradora.

Recuerdo que, hace unos años, tuve la suerte de ver en cines las dos entregas de la saga Unfriended, las cuales presentaban una fórmula innovadora para generar terror a través del mundo digital y las redes sociales. Ambas son muy recomendables: Unfriended (2014) y Unfriended: Dark Web (2018).

Anoche, mientras me sorprendía viendo Red Rooms, vinieron a mi mente esas dos películas por las sensaciones que despertaron en mí. Tanto Unfriended como Red Rooms te golpean emocionalmente.


Los niveles de tensión son altísimos desde los primeros minutos, y sientes que hay algo que no está bien, más allá de la escalofriante exposición de los hechos.

No hay sustos ni jumpscares, pero, a medida que avanza, todo se vuelve cada vez más perturbador. Y no sabes cómo… pero no puedes dejar de mirar. Es una especie de fascinación morbosa y asfixiante.

No quiero revelar detalles sobre la trama, porque es una de esas propuestas en las que, cuanto menos sepas, mejor. Pero sabe muy bien cómo poner a trabajar tu imaginación… y eso es, posiblemente, lo más terrorífico de todo.

@PeliYManta_