Director/Directores: Danny Boyle
Año de Lanzamiento: 2025
Género: Terror
Después de 18 años, la secuela de esta saga finalmente llega a la pantalla grande, de la mano de Danny Boyle, el mismo que nos trajo la primera entrega. En esta ocasión, no solo regresamos a este mundo de infectados, sino que la película parece querer abrir la puerta a una nueva trilogía. Sin embargo, lo que podría haber sido una vuelta triunfal se convierte en una experiencia decepcionante. Comienza con una escena que promete acción y tensión, pero, lamentablemente, lo que empieza con un tono interesante se va desinflando con el paso de los minutos. A medida que avanza, la película empieza a perder fuerza. El guion introduce varios elementos y personajes que nunca llegan a ser aprovechados y deja cabos sueltos en una serie de situaciones que, en lugar de generar intriga, se sienten más como un fallo de continuidad. Personajes que parecen incapaces de hacer nada en un momento, de repente se transforman y tienen habilidades que no habían mostrado antes. Decisiones que, en su mayoría, parecen completamente en favor de la conveniencia de la trama. En el apartado técnico, la película cuenta con una buena producción sonora, aunque la elección de algunos temas no siempre acompaña bien las escenas. El uso de los iPhones 15 Pro Max para grabar la película es un punto interesante, algo que ha sido bastante comentado, pero más allá de ser una novedad, se queda en una experimentación visual que, si bien refresca ciertos momentos, se pierde en la segunda mitad del film. La película intenta diferenciarse con su enfoque visual, pero en algunos momentos los desenfoques y ciertas decisiones artísticas no funcionan, desde mi perspectiva, tan bien como se esperaba. Es cierto que la frescura de romper con lo convencional se agradece, y eso hay que dárselo. Un guion muy inconsistente y decisiones cuestionables.
La película comienza con una escena de acción bastante prometedora que parece marcar el tono de lo que vendrá (spoiler: NO es así). Después de esta introducción, nos presentan a Spike, un niño de 12 años que vive en una isla conectada por un camino que se oculta bajo la marea cuando esta sube, lo que da acceso al "interior", donde se encuentran los infectados. En esta isla, Spike debe, por tradición y por su edad, ir al interior acompañado de su padre (Aaron Taylor-Johnson) para sobrevivir, acabar con su primer infectado y regresar. Durante la excursión, el niño acaba con un infectado de los lentos sin mucho problema, pero pronto las cosas se complican. Es entonces cuando su padre toma las riendas del momento, enfrentándose a una horda de infectados. El niño, siendo inexperto, falla todos sus disparos con el arco. Cuando regresan al pueblo, son recibidos con una fiesta para celebrar su logro. El padre parece más centrado en aparentar que su hijo sea visto como un héroe que en su bienestar. Esto contrasta con la madre del protagonista, quien está enferma y débil, y parece ser el punto que la película quiere destacar. La madre de Spike tiene delirios, olvida cosas y no puede valerse por sí misma, pero al menos es cariñosa con su hijo y lo trata como lo que es: un niño. Aquí comienza el verdadero propósito de la película. Durante la expedición de iniciación, padre e hijo ven a lo lejos una hoguera. Spike descubre que es el refugio de un doctor. Enfurecido por lo que percibe como la insensibilidad de su padre, y con la esperanza de encontrar una cura para su madre, el niño decide escaparse del pueblo. Vuelve a enfrentarse a los peligros del exterior, pero esta vez acompañado solo de su madre, quien está tan enferma que más que una ayuda parece ser una carga. ¿Cómo soluciona la película este dilema? Muy fácil: bajando la dificultad del juego. Ahora, Spike acierta todos y cada uno de los disparos sin problema y, lo más llamativo, es que en el trayecto apenas se encuentra con infectados. Llega un momento en el que Spike y su madre se enfrentan a una situación peligrosa, rodeados por cuatro o cinco infectados. En este punto, uno pensaría que el guion salvaría in extremis a madre e hijo con la aparición de Aaron Taylor-Johnson, quien, tras enterarse de que su hijo no está en el pueblo y está en riesgo, regresaría a salvarlos. Pero no. El personaje de Aaron Taylor-Johnson solo vuelve al final de la cinta, para lamentarse y poco más; su función en la historia terminó tras el inicio de la película. En lugar de él, quien salva la situación es un soldado perfectamente equipado, que lleva incluso armas automáticas. Explican brevemente su historia a través de un diálogo y una secuencia previa en la que se ve morir a sus compañeros. Pero, al final, el soldado no tiene mucha relevancia, ya que muere rápidamente y, francamente, su presencia no suma nada a la trama. La historia da un giro extraño cuando se encuentran por completa casualidad con una infectada en pleno parto, algo que podría haber sido un punto interesante para explorar más sobre la mitología de los infectados. Pero, como es común en la película, esta subtrama se deja a medias y rápidamente se olvida. La infectada parece entender que la madre de Spike la está ayudando durante el parto, y esto podría haber abierto un debate interesante sobre la conciencia de los infectados, pero no. La infectada acaba muriendo, quedando el bebe (que no está infectado) en manos de los protagonistas, y ese es el final de esto. Nunca se aborda más. Otro de los fallos notables es cuando logran dormir al alpha, un tipo de infectado enorme y peligroso que persigue a Spike y su madre durante todo el viaje. En lugar de rematarlo, deciden dejarlo y huir rápidamente, lo cual no tiene sentido porque más adelante reaparecerá de nuevo para poner en riesgo la vida del protagonista, y esto se lo podrían haber ahorrado. Hay tantas decisiones cuestionables de este estilo a lo largo de la película que se hace difícil tomarla en serio. Por no alargarme demasiado con más ejemplos del estilo, avanzaré hasta el final. Spike encuentra al doctor, quien le diagnostica a su madre un cáncer en fase terminal con metástasis. La madre muere (no entraré en detalles de cómo ni de todo lo que sucede en esta parte), y Spike, después de todo, regresa a su isla, aunque nunca nos explican cómo lo hace sin morir en el intento. Deja al bebé en su isla y después se marcha nuevamente por su cuenta. La película cierra con la aparición del niño que vio a su familia devorada por los infectados en la secuencia inicial y que ha sobrevivido durante 29 años en el mundo postapocalíptico (aunque no sepamos cómo y debamos hacer otro acto de fe). Este niño se ha convertido en una especie de... no sé ni cómo definirlo... acompañado de otros jóvenes con chándales chillones que hacen piruetas mientras acaban con los infectados. En este punto, sinceramente, ya me daba igual todo y no le buscaba sentido a lo que veía. En fin, todo esto se abordará en la próxima película, que ya está confirmada para el año que viene. Espero que se trate de una manera mejor que esta. Aunque, en general, la crítica está bastante encantada con ella, a mi forma de ver, inexplicablemente. JoystickFilms
Tengo un gran amigo que siempre me ha dejado claro que es un gran fan de 28 Días Después, una de las películas más emblemáticas de la filmografía del director británico Danny Boyle. Aún recuerdo el momento —y de esto hace ya muchos años— en que decidí darle una oportunidad a dicho título, con la esperanza de comprobar y, ojalá, compartir el entusiasmo de mi colega por el que fue el primer gran papel de Cillian Murphy. Nada más lejos de la realidad: mi opinión fue bastante moderada. Una propuesta correcta, pese a reconocer sus virtudes innovadoras dentro del género zombi. Podríamos decir que pasó sin pena ni gloria, por lo que decidí prescindir directamente de su segunda parte. Dieciocho años después, nos llega esta nueva primera entrega de una planeada trilogía que busca reinventar y oxigenar una franquicia que llevaba años estancada: 28 Años Después. Muy a mi pesar, el resultado aquí es inferior al de la entrega original, sobre todo en lo que respecta al guion, la construcción de personajes y su desarrollo. No hay ningún personaje que me haya parecido realmente interesante. De hecho, todo lo contrario: en el caso concreto de la madre de Spike, interpretada por Jodie Comer, me resultó directamente insufrible. Entiendo que es el eje que hace avanzar la trama, pero no logré empatizar con ella. Me resultaba molesta en cada aparición y me generaba una pereza terrible. Por otro lado, tengo que decir que Aaron Taylor-Johnson no es un actor que me guste especialmente. Haciendo memoria, no recuerdo ningún papel suyo que me haya convencido. Es un actor de moda, sí, pero hasta ahora no me ha demostrado gran cosa. En esta película, su personaje queda rápidamente relegado de forma abrupta, y además está resuelto de una manera bastante torpe… corriendo por el agua y gritando. Podríamos decir que Ralph Fiennes interpreta, con diferencia, al personaje más interesante. Sin embargo, me falta contexto sobre él y sobre las razones que lo motivan a actuar como lo hace. Es algo básico, pero entiendo que se explorará más en las siguientes entregas. Al comienzo, todo resulta interesante y motivador, pero poco a poco va perdiendo fuelle, y creo que eso se nota en la sala de cine. Hay decisiones de guion sobre personajes y zombis que no tienen ningún sentido... Y los últimos minutos —con chándal y cadenas, para que quienes la hayan visto me entiendan—, son todo un disparate. A nivel técnico, quiero destacar el tratamiento de las escenas de acción, que cuentan con breves travelings para transmitir la brutalidad de las muertes, junto con un montaje ágil y fragmentado que aporta frenetismo. El diseño de producción resulta realmente importante aquí, ya que contribuye a contextualizar el mundo postapocalíptico mediante unas localizaciones muy acertadas. Ya son dos las oportunidades que le he dado a esta franquicia, y parece evidente que no es para mí. @PeliYManta_